La enigmática historia del aeródromo de Amelia Earhart

En medio del vasto y desolado desierto del Pacífico, se encuentra una isla remota que alberga un misterio que ha cautivado la imaginación durante décadas. La pequeña y deshabitada isla de Nikumaroro, conocida también como Gardner Island, es el supuesto lugar del último descanso de Amelia Earhart, la legendaria aviadora que desapareció sin dejar rastro en 1937.

El 2 de julio de 1937, Earhart y su navegante Fred Noonan despegaron de Lae, Nueva Guinea, en su intento de dar la vuelta al mundo. Dos días después, se perdió el contacto con su avión Lockheed Electra sobre el Pacífico. Las búsquedas exhaustivas no dieron ningún resultado, dejando el destino de Earhart y Noonan como un enigma sin resolver.

En 1940, una nueva pista surgió cuando los restos de un avión, que se cree que pertenecían a Earhart, fueron encontrados en Nikumaroro. Esto incluía huesos humanos, un sextante y un zapato de mujer. Sin embargo, el hallazgo fue controvertido y nunca se confirmó definitivamente que fuera de Earhart.

A lo largo de los años, se han propuesto numerosas teorías sobre lo que pudo haberle sucedido a Earhart. Algunos creen que ella y Noonan se estrellaron en el Pacífico y murieron instantáneamente. Otros creen que llegaron a Nikumaroro pero quedaron varados y finalmente murieron por inanición. Incluso hay especulaciones de que fueron capturados por los japoneses o que pudieron haber sobrevivido y llegado a otra isla.

En 2018, una nueva expedición a Nikumaroro descubrió lo que parecía ser una pista de aterrizaje oculta bajo la densa vegetación. La pista, que mide aproximadamente 500 pies de largo, coincide con supuestas transmisiones de radio de Earhart informando sobre un "aeródromo muy corto".

El descubrimiento de la pista ha reavivado el interés en el misterio de Earhart. Algunos expertos creen que es una prueba concluyente de que ella y Noonan aterrizaron en Nikumaroro, mientras que otros siguen siendo escépticos. La pista todavía está bajo investigación, y el misterio que rodea la desaparición de Amelia Earhart probablemente permanecerá sin resolverse durante muchos años más.

El aeródromo de Amelia Earhart en Nikumaroro se ha convertido en un testimonio del espíritu humano de exploración y del poder perdurable del misterio. Es un recordatorio de que, incluso cuando los grandes se pierden en el tiempo, sus historias continúan inspirando e intrigando a las generaciones venideras.